sábado, 19 de marzo de 2011

Un día feliz... ¡Viva la Música!

Hoy (en realidad, ayer) he tenido el gusto de participar en el Taller de Música Coral con Javier Busto en el Auditorio Padre Soler de la Universidad Carlos III de Leganés. En dicho taller también han participado el coro de la citada Universidad bajo la dirección de Nuria Fernández y los Central Connecticut University Singers, que nos visitaban desde Estados Unidos, dirigidos por Pam Perry.
Hemos trabajado con Javier Busto cuatro obras compuestas por él, y al acabar el taller los dos coros citados han ofrecido un precioso concierto, con una indiscutible calidad, tanto en lo vocal como en lo escénico. Al finalizar, todos juntos hemos cantado las cuatro canciones trabajadas en el taller.
La experiencia ha sido increíble, cantar en un coro de unas 130 personas estremece el alma de cualquiera... Si el nivel de preparación musical de esos coralistas es tan alto como el que hoy he podido sentir, el estremecimiento es aún mayor... y si la persona que nos dirige es Javier Busto, la sensación es directamente el éxtasis.
Todas las horas de ensayo han sabido a poco, lo hemos pasado realmente bien, y ahora llega el momento de la reflexión.
El maestro Javier Busto me ha enseñado algo muy importante: si antes disfrutaba de la Música Coral, ahora he de hacerlo aún más. Si antes me divertía cantando, ahora he de divertirme más todavía. Lo importante de una obra no es otra cosa que los sentimientos que podemos transmitir cantándola... la conexión entre nuestras voces y el corazón de quien nos escucha es la razón única para seguir cantando... en un coro... en un coro gigante con 130 voces... y, de igual manera, en un coro de Cámara como este Guido d'arezzo de mis amores, con 10 voces... AHORA MÁS QUE NUNCA!
La expresión y los matices son nuestros instrumentos para convencer al público de que esta Música sin artificios, corazón-voz-corazón, es un regalo que nos da la vida en forma de "compositores" para que la vivamos más felices. Y nosotros somos el instrumento para que sus creaciones hagan disfrutar a quien nos escucha.
Gracias, Javi, por hacernos reír, por enseñarnos cómo debemos sentarnos para dar las notas agudas, por mil trucos más, por tu sencillez y cercanía, por demostrarnos que lo importante es seguir cantando y creyendo en lo que hacemos.
El próximo viernes iré a nuestro ensayo del "Guido d'arezzo" aún con más ganas. Apreciaré el verdadero valor de lo que hacemos en nuestro pequeño coro, que no es otro que el de sentir emociones mientras cantamos. Como hoy las he sentido con mis grandes amigos Mayte y José Benito que me han hecho el regalo de acompañarme en el concierto.
Cantar no ha de ser otra cosa que sentir, y gozar transmitiendo sentimientos.
Gracias, Maestro! Gracias, Compañeros del "Guido d'arezzo"!
Os quiero.

Isabel.