miércoles, 4 de febrero de 2009

Aquí no hay paro, ni crisis

Ojalá el título de esta entrada lo pudiéramos aplicar al estado de nuestro país, pero de momento y por desgracia, eso es imposible.
Sin embargo, sí podemos utilizarlo para hablar de nuestra actividad coral. Este es un trimestre lleno de Música Sacra, que siempre necesita un trabajo aún más intenso, de búsqueda de obras, de aprendizaje, de perfeccionamiento en su interpretación. Y ésto supone horas de trabajo, agendas llenas de cosas por hacer, detalles a ultimar para que los conciertos estén perfectamente planificados, los programas sean equilibrados y alcancen ese "término medio" que consiga mantener viva la atención del público sin descuidar por ello la calidad de las obras a interpretar... hacer conciertos atractivos que sirvan para que, quienes los escucha, no sólo pase un rato agradable, sino que además consiga comprender un poquito mejor estas obras y lo que sus autores sintieron al componerlas.
Para un coro aficionado como el nuestro, esta tarea es muy laboriosa. Lógicamente, el peso recae principalmente sobre mi persona como directora musical, pero el trabajo de mis compañeros es fundamental, porque sin sus voces y sus palabras de aliento, no podría acometer esta tarea con un mínimo de éxito. Y cuando digo éxito no hablo de conciertos multitudinarios ni ovaciones y aplausos; cuando digo éxito quiero decir satisfacción por conseguir retos y poder compartirlos con el público que nos escucha allá donde vamos. Esa es nuestra humilde misión dentro de la Música, que no es poco. Cuando vemos una sonrisa en alguien del público, ese simple gesto compensa todo el esfuerzo y las horas dedicadas a esta preciosa actividad que es el canto coral. Disfrutamos ensayando, hilvanando canciones para después matizarlas y moldearlas hasta sentirlas "completas", la obra realizada y lista para ser escuchada por aquel que quiera venir a vernos cantar. Y cuando cantamos, se produce esa magia de la Müsica en vivo, un vínculo de unión entre el público y los intérpretes de la obra musical, que es sin duda la esencia de nuestra cultura, de lo que somos como pueblo y como personas, el maravilloso efecto que la Música produce en quien la vive, bien sea interpretando o escuchando. Somos meros instrumentos para que esa Música perdure. Y estamos encantados de serlo.

Isabel

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