Llegando a estas fechas del calendario, cuando los primeros calores atacan y los días son más largos, parece que el cuerpo pide un descanso. Si bien es cierto que los rigores invernales perjudican a quienes cantamos provocando catarros, dolencias de garganta etcétera, también es cierto que estos primeros calores nos hacen desear una paradita, el curso es largo y necesitamos un paréntesis para retomar nuestra actividad aún con más ganas.
Otros años hemos terminado a finales del mes de junio, pues hemos tenido conciertos hasta esas fechas. Este año finalizaremos un poquito antes (si no surge ningun concierto a última hora).
Confieso que yo necesito ese descanso como el que más, si bien me conozco y se que muy pronto me atacará el mal de todos los veranos: "Delirium cantamañanum tremens", en cristiano, "mono de cantar".
Lo siento por mi familia que tendrá que aguantar mis cantos solitarios y mis desafines y chillidos varios (la familia lo perdona todo) pero no aguantaré más de un par de semanas sin dar alguna serenata. Y estoy segura de que mis chicos del coro también. No puedo dejar de imaginarme a Feli sin su "pacha mama", a mis jovencitos tenores con sus "quince años tiene mi amor", a Alfonso sin su "Viva Cantabria", a Cristina y Ángel Luis emulando a Sergio y Estíbaliz, a Amparo y Ramón cantando por tierras de la Mancha, o a Belén cantando "despacito, para no destacar mucho", como ella suele hacer. Si esque nueve años juntos es lo que tienen... nos conocemos todos ya muy bien.
Aprovecharemos estos últimos ensayos para poner a punto el concierto del día 9 y dejar las Misas preparadas. Luego playa, pueblos, viajes o simplemente descansar. Y echar de menos la Música, y sobre todo, echar de menos a los AMIGOS.
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