jueves, 11 de febrero de 2010

Un lugar muy especial, una Hermandad amiga.

El próximo 5 de marzo, cantaremos en un lugar muy especial para nosotros. Se trata del monasterio de San Juan Evangelista (Hermanas Clarisas) de Ciempozuelos. Cantaremos en la Misa durante la cual tendrá lugar la jura de reglas por los nuevos hermanos.
Cantar en este lugar es algo que deseábamos hacer desde hace bastante tiempo , cuando algunos de nosotros (Amparo, Ramón y quien escribe -Isabel-) cantamos allí con el Coro "Villa de Humanes". Aquella fue una experiencia inolvidable, y desde entonces hemos buscado volver. El lugar es muy especial, es un templo sencillo pero precioso, recogido y acogedor. Con una acústica de ladrillo y piedra, de rincones cuidados y hechos para encontrar a Dios, donde la Música Sacra alcanza su auténtica dimensión. Y además, se siente la presencia de las hermanas clarisas, que dejaron un recuerdo lleno de calor y cariño en nosotros.
En esta ocasión, nuestro pequeño coro de cámara va a cantar en la Misa que celebrará la Hermandad de Medinaceli. Ha sido un placer conocer al presidente de la misma, Jaime Mejías. Es una persona que muestra una gran pasion por lo que hace, por la labor en la Hermandad y por la Música. Su entusiasmo es contagioso, y eso nos hace agradecerle aún más, a él y a todos los miembros de la Hermandad, a las hermanas clarisas y al capellán que va a oficiar la Misa, las facilidades que nos han dado para que se cumpla nuestro sueño.
Os contaremos la experiencia.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Desde luego, no puede ser más cierto aquello de "cantando a coro se olvidan las penas", por lo menos para mí. Por eso llevo un par de días dándome cuenta de lo mal que lo tiene que pasar la gente que, por una razón u otra no pueden cantar: Por problemas de garganta, por una leve operación en la lengua, como es mi caso, o, simplemente, por no haber tenido la oportunidad de experimentar lo que se siente al cantar en una orquesta formada por unos instrumentos que son las voces de todos los compañeros, que, al sonar juntos, muchas veces son capaces de ponerle a una la piel de gallina. Pero tan importante como los "instrumentos", son las partituras (en eso somos afortunados, existen un montón de obras maravillosas esperando ser interpretadas)y, por supuesto, los directores. Visto desde fuera, puede parecer que se limitan a dar el tono, marcar el ritmo, las entradas, los matices y los finales (que tampoco está nada mal), pero nada mas lejos de la verdad. Los que les vemos la cara, sabemos que con su mirada son capaces de transmitirnos todo lo que tenemos que expresar en cada momento: nos transmiten tranquilidad si estamos nerviosos, fuerza si necesitamos energía, o dulzura si la obra lo requiere.
Ser capaz de buscar repertorio adecuado para cada concierto tratando que resulte ameno y guste al mayor número de personas posible, manejar tantas voces a la vez, conseguir que suenen bien, que transmitan algo, no es, para nada, sencillo. Un buen coro ha de tener buenas voces, por supuesto, pero si el director no transmite entusiasmo ni buen hacer, no irá a ninguna parte.
Desde aquí mi admiración a mi directora (sin la que no seríamos nada) y a todos los directores que ponen todo su empeño en que su amor por la música se vea reflejado en todo aquello que interpretan sus coros en los conciertos, y que hacen disfrutar y olvidar las penas a todo aquel que los escucha.
cris