jueves, 24 de febrero de 2011

LA IMPORTANCIA DEL DIRECTOR/A

Siguiendo con la temática “la importancia de….” En relación a las diferentes partes integrantes en una agrupación coral, ya sea grande o pequeñita, como la nuestra, hoy quiero resaltar la importancia del Director, o directora del mismo.
Cuando vemos un concierto coral, escuchamos el conjunto de la melodía, que nos puede parecer más o menos emotiva, o mejor o peor interpretada, pero de lo que no cabe duda es que detrás de esa interpretación existe un trabajo continuado, que se realiza en los ensayos, y que de no hacerse bien, repercute en el resultado final.
Al igual que en un edificio es muy importante la calidad de los cimientos para asegurar su perdurabilidad en el tiempo, en los coros la importancia del director es vital, imprescindible.
En los ensayos, todos los coros dedican su tiempo a calentar la voz, porque las cuerdas vocales, al igual que cualquier músculo del cuerpo, necesitan una preparación previa para evitar daños en un futuro. También se requiere que los integrantes del mismo pongan su empeño en aprenderse las melodías y estar concentrados para seguir todas y cada una de las instrucciones que el director les da con respecto a la manera de interpretar la obra en cuestión.
Pero no cabe duda, que como humanos que somos, tenemos días mejores y peores. Cualquiera de nosotros, a veces, se encuentra indispuesto, de mal humor, en ocasiones con un bajón importante debido a problemas personales, y, otras veces, sencillamente estamos “empanaos”.
El director de un coro, no puede permitirse ese lujo: Tiene que estar siempre alegre, o al menos aparentarlo, transmitir ese entusiasmo por la música que hace que la totalidad de la masa coral interprete con la emotividad que lo requiera todas y cada una de las obras. Si el director no siente emoción al dirigir, si no disfruta con ello y si no lo transmite así al coro, la interpretación de la obra, como mucho, no pasará de ser correcta, pero no emocionará al público. El entusiasmo o la apatía que pueda mostrar el director a su coro, se transmite luego en los conciertos que el coro da, y el público lo nota.
Ni que decir tiene que cada uno de nosotros, podemos permitirnos el “lujo” de faltar a algún ensayo o concierto, por estar enfermos, pero, si el director falla, no hay concierto.
Y la virtud más admirable de los directores para mi es la paciencia. Hay que reconocer que, cuando se juntan más de 4 ó 5 personas (no digamos cuando son 30 ó 40) , conseguir que todo el mundo se sienta más o menos cómodo, que presten atención durante todo el ensayo, que se muestren concentrados, que no hablen demasiado entre sí provocando la distracción unos de otros, que no discutan….Eso es un milagro. Los integrantes de coros, somos a veces un poquito “niños”, nos volvemos comodones, y nos limitamos a ir al ensayo o al concierto, cantar, y a casita.
Pero el director, cuando llega a su casa tiene que hacer muchas más cosas: Elegir repertorio; si hay concierto a la vista, las obras a interpretar y el orden de las mismas para que resulte lo más ameno y entretenido posible para el público, hacer de relaciones públicas del coro para buscar nuevos conciertos, supervisar el tema del traslado en los mismos, el vestuario. … En fin, el trabajo “sucio” que el público no ve, pero que es fundamental para que el resultado final sea el mejor de los posibles y para que un coro funcione.
Desde aquí mi agradecimiento y mi admiración para todos y cada uno de los directores y directoras de coro (con especial mención a la mía, claro está)
Porque sin ellos no sería jamás posible que muchos de nosotros pudiésemos realizar esta afición tan bonita, y además disfrutar cada día más con ella. Gracias por la dedicación y cariño que nos demuestran día a día.
Pero sobre todo, GRACIAS POR SU PACIENCIA.
Fdo.: Una soprano

2 comentarios:

JUAN CARLOS dijo...

Está claro que la labor del director de coro (o de orquesta) no se limita al momento del concierto. Es más, el concierto quizá sea uno de los momentos menos importantes de la dirección coral.
El director tiene una faceta técnica, que consiste en el estudio de la partitura: saberse cada una de las voces y decidir que quiere y como quiere que se realice la interpretación.
Dices muy bien que un director desmotivado transmite su negatividad al coro, pero también un director indeciso o que no se ha preparado convenientemente el ensayo o la obra, deja en el coro una sensación de inseguridad poco recomendable.
También está el trabajo "a pie de obra" cuando te pones a ensayar y aparecen las dificultades: un pasaje que no sale, una cuerda que no acaba de coger una nota, una pronunciación en otro idioma que se resiste...
En ese caso debes sacar todos tus recursos técnicos y psicológicos para motivar y crear en el grupo el convencimiento de que eso se puede superar.

En definitiva, el trabajo del director de coro es mucho más que mover los brazos en un´concierto.

Y un abrazo para mis amig@s del Coro de cámara Guido D´Arezzo.

Juan Carlos Galán
Director musical de la Coral Athenea de Móstoles.

Coro de cámara "guido d'arezzo" dijo...

Amigo Juan Carlos:
Suscribo gran parte de lo que dices, aunque pienso que la dirección coral es importantísima en un concierto. La serenidad que el director debe transmitir al coro, es la clave para que los nervios o inseguridades de los integrantes del mismo no se hagan notar. Saber salir con tranquilidad, sonreir al coro, rectificar su colocación si fuera necesario, y, sobre todo, que el coro note que el director disfruta de lo que escucha, de lo que ve. La entrega durante el concierto, los gestos con el cuerpo, con la cara, todo ayuda al coro a cantar más cómodo y mejor.
Por supuesto que la técnica es importante en la dirección de coro (de la dirección de orquesta, ni me atrevo a opinar, porque es algo mucho más complejo que requiere años y años de estudio, y se me escapa); el director debe conocer la obra y lo que quiere hacer con ella, pero también debe conocer lo que el coro quiere, lo que el coro desea, lo que le gusta a los integrantes del coro.
Nos movemos en el terreno de los coros de carácter "aficionado", y no debemos olvidar cual es nuestro sitio. Es difícil a veces tomar decisiones, nunca podremos dar gusto a todo el mundo, pero lo más preciado para un director han de ser siempre las personas que integran el coro. Por eso, pienso que también es importante que estas personas se sientan "tenidas en cuenta" en algún modo.
Creo que las palabras que ha escrito mi hermana Cristina, en mi caso, son exageradas y no merezco tanto halago ni de lejos. Soy consciente de mis muchos defectos y limitaciones. Sin embargo, sí veo reflejados en esas palabras a otros directores, por eso he querido enviaros este enlace a compañeros de otros coros...
Ya sabes, Juan Carlos, esto de la dirección es algo muy personal, la percepción del sonido y el trabajo de un coro también, aunque menos; pero hay algo que tengo muy claro, desde hace catorce años y algunos meses: vivo la Música Coral con tanta intensidad, que puedo llegar a llorar de felicidad escuchando ciertas obras... y pongo, y pondré, mi corazón en cada canción. He dirigido coros y personas maravillosas que sin duda no merezco, pero me queda la satisfacción de que he entregado, y entrego, mi alma entera cuando lo hago. Y disfruto muchísimo haciéndolo!
Un abrazo para tí, y para todos mis amigos de la Coral Athenea!

Isabel