lunes, 28 de febrero de 2011

A propósito de directores y directoras de coro

Isa, tu hermana no se ha "pasao" es estrictamente la verdad. Ni más ni menos. Yo he vivido el caso de un director que era técnicamente inmejorable y al cabo de unos pocos meses se deshizo la coral. Otro que era un músico que tocaba en orquesta y se metió a director de coral pero su orgullo y frialdad le enfrento al coro, otro que ....insultaba a su gente....Por otra parte he conocido un coro que subió muchos escalones en interpretación musical por que el director/a supo motivar a un desmotivado coro. He conocido un coro con gente poco apta para el canto pero su director/a supo hacerlo cantar dignamente. De lo arriba expuesto cabe deducir lo siguiente: Que la "eficacia" de un coro no es solo cuestión de pura técnica .Que la "eficacia" de un coro no es sólo cuestión de gente muy buena. La "eficacia" de un coro depende de la motivación de su personal.La "eficacia" de un coro es el espejo de su director/a. Si este es frió, el coro suena frió. En síntesis: No hay en puridad coros buenos, malos o mejores. Hay personalidad del director en ellos impresa. El coro viene a ser un hijo espiritual, siendo su director el alma de éste.En todos los oficios y actividades del hombre vienen a pasar esencialmente lo mismo.Lo más difícil de todo es la conducción de hombres (hombres en sentido genérico). Estamos hablando de LIDERES (directores).

Fdo.: Un bajito.

jueves, 24 de febrero de 2011

LA IMPORTANCIA DEL DIRECTOR/A

Siguiendo con la temática “la importancia de….” En relación a las diferentes partes integrantes en una agrupación coral, ya sea grande o pequeñita, como la nuestra, hoy quiero resaltar la importancia del Director, o directora del mismo.
Cuando vemos un concierto coral, escuchamos el conjunto de la melodía, que nos puede parecer más o menos emotiva, o mejor o peor interpretada, pero de lo que no cabe duda es que detrás de esa interpretación existe un trabajo continuado, que se realiza en los ensayos, y que de no hacerse bien, repercute en el resultado final.
Al igual que en un edificio es muy importante la calidad de los cimientos para asegurar su perdurabilidad en el tiempo, en los coros la importancia del director es vital, imprescindible.
En los ensayos, todos los coros dedican su tiempo a calentar la voz, porque las cuerdas vocales, al igual que cualquier músculo del cuerpo, necesitan una preparación previa para evitar daños en un futuro. También se requiere que los integrantes del mismo pongan su empeño en aprenderse las melodías y estar concentrados para seguir todas y cada una de las instrucciones que el director les da con respecto a la manera de interpretar la obra en cuestión.
Pero no cabe duda, que como humanos que somos, tenemos días mejores y peores. Cualquiera de nosotros, a veces, se encuentra indispuesto, de mal humor, en ocasiones con un bajón importante debido a problemas personales, y, otras veces, sencillamente estamos “empanaos”.
El director de un coro, no puede permitirse ese lujo: Tiene que estar siempre alegre, o al menos aparentarlo, transmitir ese entusiasmo por la música que hace que la totalidad de la masa coral interprete con la emotividad que lo requiera todas y cada una de las obras. Si el director no siente emoción al dirigir, si no disfruta con ello y si no lo transmite así al coro, la interpretación de la obra, como mucho, no pasará de ser correcta, pero no emocionará al público. El entusiasmo o la apatía que pueda mostrar el director a su coro, se transmite luego en los conciertos que el coro da, y el público lo nota.
Ni que decir tiene que cada uno de nosotros, podemos permitirnos el “lujo” de faltar a algún ensayo o concierto, por estar enfermos, pero, si el director falla, no hay concierto.
Y la virtud más admirable de los directores para mi es la paciencia. Hay que reconocer que, cuando se juntan más de 4 ó 5 personas (no digamos cuando son 30 ó 40) , conseguir que todo el mundo se sienta más o menos cómodo, que presten atención durante todo el ensayo, que se muestren concentrados, que no hablen demasiado entre sí provocando la distracción unos de otros, que no discutan….Eso es un milagro. Los integrantes de coros, somos a veces un poquito “niños”, nos volvemos comodones, y nos limitamos a ir al ensayo o al concierto, cantar, y a casita.
Pero el director, cuando llega a su casa tiene que hacer muchas más cosas: Elegir repertorio; si hay concierto a la vista, las obras a interpretar y el orden de las mismas para que resulte lo más ameno y entretenido posible para el público, hacer de relaciones públicas del coro para buscar nuevos conciertos, supervisar el tema del traslado en los mismos, el vestuario. … En fin, el trabajo “sucio” que el público no ve, pero que es fundamental para que el resultado final sea el mejor de los posibles y para que un coro funcione.
Desde aquí mi agradecimiento y mi admiración para todos y cada uno de los directores y directoras de coro (con especial mención a la mía, claro está)
Porque sin ellos no sería jamás posible que muchos de nosotros pudiésemos realizar esta afición tan bonita, y además disfrutar cada día más con ella. Gracias por la dedicación y cariño que nos demuestran día a día.
Pero sobre todo, GRACIAS POR SU PACIENCIA.
Fdo.: Una soprano

miércoles, 9 de febrero de 2011

El difícil papel de las contraltos en el coro.

Soy contralto. Siempre lo he sido. Hasta cuando, hace muchos años, tras hacer una prueba de voz, el director de un coro me colocó en la cuerda de sopranos por la extensión de mi voz. Algún tiempo después, hubo cambio de director y aproveché para pedirle me pusiera en mi sitio y me cambió de cuerda... y hasta hoy.
En nuestro coro de cámara, el pequeño número de voces hace que cantemos con una mayor responsabilidad, el más mínimo defecto se nota muchísimo más que en un coro de más voces. No es lo mismo cantar si somos dos contraltos que si fuéramos doce...
Por fín, ha llegado a nuestro coro una contralto nueva, Marisol. Quiero darle la bienvenida a nuestro grupo y agradecerle la ilusión y ganas con las que ha entrado en nuestro pequeño círculo musical.
Le espera una carrera contra el calendario, para aprender un buen número de canciones y poder cantar en los próximos conciertos que esperamos para esta primavera. Ello me ha llevado a grabarle archivos de audio con la parte de contralto de las canciones. Y me ha ocurrido algo totalmente inesperado, que aún me tiene un poco desconcertada: en algunas canciones me costaba reconocer mi voz mientras cantaba. Dudaba si lo estaba haciendo bien o mal, aunque sabía que cantaba lo que tenía que cantar, pues iba leyendo la partitura... Esto me ha ocurrido en algunas canciones, y tiene una razón muy clara: la vida de la contralto no es nada fácil.
Cuando cantamos las contraltos, lo hacemos como parte esencial de la Música, pero también como complemento de la melodía de soprano, que suele llevar la melodía principal, lo que se conoce como "voz cantante". También tenemos la melodía de los tenores para apreciar con ellos lo bonitas que son las canciones, y la melodía de los bajos como soporte sonoro que nos ayuda a mantener la afinación y el rumbo correcto. Cuando cantamos con el coro, las contraltos disfrutamos de lo que hacemos, no solemos tener tesituras muy agudas que nos hagan forzar la voz, y ello nos hace relajarnos y pasarlo realmente bien. Pero cuando estamos solas, tenemos que aprender melodías nada pegadizas, a menudo "raras", nada fáciles de aprender.
Hoy he cantado melodías de contralto sola, de canciones que canto desde hace 10, 14, 20 años... pero siempre acompañada por el resto del coro. Y al volver a cantarlas sola, me he dado cuenta de lo difícil que es el papel de las contraltos en un coro. Vaya desde aquí mi homenaje a todas ellas (todas las cuerdas lo merecen y seguiré hablando de ello en posteriores entregas), y en particular mi agradecimiento a todas aquellas personas que cantan en un coro sin afán de protagonismo y con ganas de aportar su granito de arena... Un buen coro, siempre, tiene que poseer una buena cuerda de contraltos; si no es así, falla la esencia misma de la Música Coral, que no es otra que la del trabajo en equipo. Sin todas y cada una de las voces, no existiría ARMONÍA.