viernes, 14 de enero de 2011

Elección de repertorio... la eterna cuestión!

Comenzamos el segundo trimestre del curso coral, el que dedicamos a la Música Sacra, y se nos plantea cada año la misma cuestión: ¿qué obras vamos a cantar?.

Para contestar esta pregunta, debemos profundizar en nuestros fines como coro, en lo que queremos ser para la Música Coral y en lo que deseamos sentir cantando. Ante todo, la base en la cual fundamentamos nuestro trabajo debe ser la de hacer disfrutar a quien nos escuche. En ello se resume todo lo que debemos buscar en nuestro trabajo: para gustar, hemos de disfrutar de lo que hacemos y transmitírselo así a quienes nos escuchan... para gustar, hemos de cantar bien, buscar la afinación más perfecta posible, y un buen empaste de voces... para gustar, hemos de emocionar, poniendo todo nuestro corazón en lo que hacemos, sin pudor por mostrar lo que sentimos... para gustar, hemos de pensar en el público que nos escucha y darle lo que espera de nosotros.

Parte fundamental del éxito o fracaso de un concierto es el planteamiento del repertorio: tipo de canciones, orden de las mismas, variedad, dinamismo...

Cada coro hace su propia declaración de principios cuando elabora un programa para un concierto. Hay coros que desarrollan un estudio intensivo de un autor determinado o un estilo concreto de Música, centrando su trabajo en ello y especialízándose en un tema en concreto. No es nuestro caso.

Hace ya años que decidimos abrir horizontes y hacer un planteamiento amplio de la Música Coral. También cuando cantamos Música Sacra, queremos abarcar diferentes estilos y dar así a nuestros conciertos más color, facilitar a quien nos escucha su labor de oyente (fundamental para nuestro trabajo) dándole un concierto que no aburra, que no canse, que no haga mirar al programa para ver cuántas canciones quedan porque deseamos que termine... Queremos que quien nos escuche desee volver a hacerlo en otra ocasión, deseamos que nuestro público disfrute tanto como nosotros de esta "Música Con Mayúsculas".

En la próxima primavera participaremos en varios conciertos de Música Sacra (confirmaremos fechas, lugar y horario) y en todos ellos queremos aportar nuestro pequeño grano de arena para que estos eventos continúen celebrándose, para demostrar que Música Sacra no es sinónimo de tedio ni oscuridad, sino algo inmensamente bello y que toca la fibra sensible de quien se acerca a ella.

Ahora debemos buscar canciones, hacer que diferentes estilos y autores, con siglos de diferencia entre ellos, en diferentes idiomas, convivan durante veinte o treinta minutos y consigan arrancar de los asistentes una sonrisa y quizá un aplauso. Eso será Música Celestial para nosotros.

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